Preservation

PASOS A SEGUIR PARA EL SALVAMENTO DE MATERIALES DE BIBLIOTECA DAÑADOS POR EL AGUA - parte 3

PAPEL COUCHE (ESTUCADO, SATINADO)

Los papeles couché son los más vulnerables a una pérdida total y no se debe permitir que comiencen a secarse hasta que cada volumen pueda ser tratado en condiciones cuidadosamente controladas. El período entre su rescate y traslado y la posterior congelación es crítico. Podría ser necesario volverlos a mojar con agua fría limpia hasta que puedan ser congelados. Una de la experiencias aprendidas durante el rescate de la inundación de la Biblioteca del Museo de Corning, New York en 1972, fue que el mayor porcentaje de libros dañados por el agua fueron los impresos en papeles estucado y que cuando se congelaron mojados la mayoría se secaron con muy buenos resultados mediante la secado por congelación al vacío.

CAJAS PARA DOCUMENTOS DE ARCHIVO

Al material guardado entre cajas de archivo le suele ir mejor que a los materiales de los que están compuestos los libros, porque las cajas de archivo están hechas de cartón poroso. Se espera que este cartón puede absorber la mayor cantidad de agua, protegiendo el contenido en su interior. Este no será el caso, por supuesto, si las cajas están sumergidas completamente en agua durante muchas horas. Durante el rescate se deberá inspeccionar cuidadosamente el contenido de cada caja, la cual debe ser reemplazada si está saturada de agua. El no hacer esto incrementará el riesgo de daños físicos al romperse las cajas bajo el peso excesivo durante el salvamento, traslado y almacenamiento en frío.

ACCESO

Cuando el daño causado por el agua se debe a las medidas de extinción de un fuego, la cooperación con el cuerpo de bomberos es vital para hacer un calculo realista sobre la viabilidad de los esfuerzos de rescate. Los bomberos y el personal de seguridad decidirán cuándo se puede entrar sin peligro a un edificio afectado. En algunos casos, las zonas implicadas en un fuego pueden necesitar una semana o más antes de que estén lo suficientemente frías como para entrar. Otras zonas pueden quedar bajo investigación si se sospecha que el incendio pudo haber sido provocado por manos criminales. Puede haber segmentos de una colección que se puedan identificar durante los primeros estadios del plan de salvamento como especialmente vulnerables a la destrucción, a menos que reciban atención durante las primeras horas tras mitigar el fuego. Si el jefe de bomberos entiende esta situación, puede dar un permiso especial para entrar a estas zonas incluso cuando otras partes del edificio sigan siendo peligrosas.

Quizás la decisión más importante y difícil de hacer tras una valoración de daños es si se debe evacuar primero los materiales más mojados o si se deben concentrar los esfuerzos sobre aquellos que están sólo parcialmente mojados o apenas húmedos. Si la mayoría están en esta última categoría, el mejor camino a seguir puede ser recuperar primero estos, puesto que pueden desarrollar moho si se dejan en condiciones de oscuridad y humedad mientras se evacua el material más mojado. Se debe tratar de lograr un equilibrio entre la reducción del contenido de humedad en las zonas afectadas y el tiempo invertido en la evacuación segura de la mayoría de las colecciones en las mejores condiciones. El evacuar primeramente el material más mojado bajará, obviamente, el contenido en humedad, pero generalmente esto es difícil e implica un gasto grande de tiempo debido a que las estanterías se atascarán con los libros y las cajas mojadas e henchidas, precisando a veces de un equipo especial para liberarlos. El propósito es, siempre, el de recuperar la mayoría de la colección en la mejor condición para evitar los daños y costos adicionales ocasionados por el deterioro producido por el medio ambiente que existirá durante las horas y los días subsiguientes al desastre.

Una vez se hayan limpiado todas las entradas y pasillos, ademas de tener en cuenta todas las consideraciones anteriores, a las colecciones más importantes, incluyendo las de material raro y aquellos de un valor permanente de investigación, deberá dárseles prioridad a menos que otros materiales puedan ser dañados más seriamente por una exposición prolongada al agua. Ejemplos de esto último son los libros impresos en varios tipos de papel muy comúnmente producidos entre 1880 y 1946, y que están ahora quebradizos o semi-quebradizos. Sin embargo, los materiales de está categoría que puedan ser reemplazados se dejarán para el final.

ESTABILIZACIÓN DEL MEDIO AMBIENTE

Las operaciones de salvamento deben estar planeadas de forma que el medio ambiente de las zonas dañadas por el agua pueda ser estabilizado y controlado tanto antes como durante la evacuación de los materiales. En un clima cálido y húmedo el moho crecerá en la zona afectada por el agua en unas 48 horas. En cualquier clima se puede esperar la aparición del moho en unas 48 horas cuando hay áreas de escasa ventilación que se hayan vuelto cálidas y húmedas a causa de un fuego reciente en sectores aledaños de un edificio. Por esta razón todos los esfuerzos deberán concentrarse en reducir los altos niveles de humedad y temperatura y en ventilar las zonas afectadas tan pronto como el nivel de agua haya bajado o haya sido sacada por medio de bombeo. Los materiales empapados por el agua deben mantenerse tan fríos como sea posible mediante cualquier sistema, y deben ser provistos de una buena circulación de aire hasta que puedan ser estabilizados. El dejar tales materiales durante más de 48 horas con temperaturas por encima de 700F (210C) y una humedad relativa del 60% sin una buena circulación de aire, resultará, casi con seguridad, en un fuerte crecimiento de moho y conllevará unos altos costos de recuperación y restauración.

Los más dañados por estas condiciones son los volúmenes impresos en papel estucado y los materiales altamente proteínicos tales como las encuadernaciones de piel y pergamino. Las telas impregnadas con almidón, colas de almidón y las colas animales y pegamentos en general, se ven afectados en menor grado. Mientras los libros estén en estanterías muy apretados entre sí, el moho podrá desarrollarse tan sólo sobre los cortes exteriores de las encuadernaciones. De manera que en estas condiciones no se debe tratar de separar los libros y de dejarlos abiertos para que se sequen en "abanico".

Como norma general, los libros mojados localizados en zonas cálidas y húmedas sin ventilación, sufrirán un rápido crecimiento de moho. A medida que empiecen a secarse, tanto las encuadernaciones como sus cortes se verán rápidamente atacados por el moho. Las cajas archivadoras que no hayan sido alteradas no se verán afectadas tan rápidamente por el moho. Hay un problema diferente para los libros mojados impresos en papel estucado ya que, si se les permite que empiecen a secarse en estas condiciones, las hojas se pegarán entre sí de forma permanente.

EVALUACIÓN DEL DAÑO Y PLAN DE SALVAMENTO

El aspecto meteorológico es, normalmente, el factor crítico para determinar que camino se debe seguir después de cualquier inundación o incendio en el que se dañen materiales de archivo y biblioteca. Cuando el clima es caluroso y húmedo, el salvamento se debe iniciar con el mínimo de dilación para prevenir o controlar el crecimiento del moho. Cuando el clima es frío se tiene más tiempo para planear las operaciones de rescate y experimentar con diversos procedimientos de recuperación.

El primer paso es establecer la naturaleza y el grado del daño. Una vez que se ha hecho la valoración del mismo, se pueden redactar planes concretos y prioridades de salvamento. Estos planes incluirán la identificación de los edificios, equipamientos y personal especializados requeridos. Un exceso de prudencia o valoraciones irreales o inadecuadas del daño pueden desembocar en la pérdida de materiales valiosos así como en confusión durante todas las fases de la operación de recuperación. La velocidad es de la máxima importancia pero no a expensas de un planteamiento cuidadoso, que debe aspirar a llevar a cabo el proceso de salvamento más apropiado, seguro y eficiente dentro de las circunstancias imperantes. Tener un sistema de registro /inventario es un deber. Tener un inventario con el número identificador que está en el lomo de cada libro, localización en las estanterías y cajas numeradas, ayudará en el momento de la recepción de las colecciones devueltas tras su secado, de forma que se puedan identificar sus ubicaciones originales en las estanterías tan eficientemente como sea posible.

El llevar a cabo un registro fotográfico y escrito detallado de todas las etapas en la operación de recuperación es esencial, aunque a menudo pasado por alto, que ayudará en el proceso de reclamación de pólizas de seguros y demostrativo de la condición del material antes de que sea congelado y secado. Nos hemos encontrado con que algunos administradores, al recibir los materiales tras un proceso de secado, se traumatizan por la apariencia del material deformado ¡creyendo quizá que su estado sería mucho mejor o algo restaurado! El registro fotográfico puede ser de mucha ayuda como recordatorio de que la deformación es, en su gran mayoría, el resultado del daño causado por el agua inicialmente y no necesariamente el resultado del proceso de secado. El registro fotográfico proporcionará las claves para las razones y la naturaleza del daño adicional resultante de cualquier parte del proceso de recuperación.

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