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PASOS A SEGUIR PARA EL SALVAMENTO DE MATERIALES DE BIBLIOTECA DAÑADOS POR EL AGUA - parte 7

CONDICIONES DE ALMACENAMIENTO A TEMPERATURAS BAJAS

La formación y el tamaño de los cristales de hielo está regida por la temperatura y el grado de congelación. El chorro de aire congelado usado para ciertos tipos de alimentos está diseñado para congelar rápidamente en unas pocas horas, lo que implica que se necesitan temperaturas por debajo de -500C. La ventaja de la congelación rápida estriba en que los cristales de hielo se mantienen muy pequeños, resultando en una cantidad limitada de henchimiento. El acceso a congeladores industriales dotados de chorros de aire congelado puede no ser posible tras el daño causado por el agua, de modo que, en circunstancias normales, la congelación será muy lenta y, por lo tanto, mayor la formación de cristales. Pero esto no deberá causar problemas a la mayoría de las colecciones de archivos y bibliotecas.

Una vez congelado el material, la temperatura fría deberán mantenerse alrededor de los 00 F (-180C). Las temperaturas más bajas no causaran daño, pero las temperaturas más altas puede incrementar el tamaño de los cristales de hielo.

PREPARACIÓN PARA LA CONGELACIÓN

Antes de congelar puede parecer tentador el intentar quitar la suciedad acumulada lavando el material, particularmente si esta es el resultado de una riada. Esto es raramente aconsejable o seguro debido a la falta de tiempo, de trabajadores entrenados, de acceso a agua pura y a la cantidad de material para manejar. (El lavado acuoso para eliminar el daño debido al humo nunca deberá intentarse bajo ninguna circunstancia).

Personas no entrenadas nunca deberán intentar el lavado pues causarán más daños que beneficios. Ni tampoco debe malgastarse tiempo en este propósito si hay pocas posibilidades de tener ayuda experta ya que podría desembocar en una demora significativa en la congelación del grueso de los materiales. El lavado de los materiales que contengan componentes solubles en agua tales como tintas, acuarelas, temperas o tintes, no deberá intentarse bajo ninguna circunstancia.

La experiencia ha demostrado que dichos materiales, así como aquellos que son frágiles o delicados, pueden ser dañados seria o irreparablemente por trabajadores inexpertos que intentar limpiar y restaurar in situ. Tales materiales necesitan la atención de los expertos y horas de cuidadoso trabajo si se quiere reducir el daño al mínimo. El período de actividad de emergencia y de "primeros auxilios" es un momento peligroso e inapropiado para el cuidadoso trabajo requerido para restaurar materiales hasta devolverlos a un estado semejante al original. El estado general del material dañado determinará cuanto tiempo puede gastarse en la preparación para la congelación. Como mínimo, los volúmenes encuadernados deberán envolverse con un solo pliego de papel para congelar o de papel siliconado si existe alguna probabilidad de que las cubiertas se peguen entre sí durante el proceso de congelación.

Todo el material raro y/o delicado, de valor intrínseco, deberá preparase para su congelación separadamente de los otros materiales y además separado en categorías diferentes de modo que cada uno pueda ser localizado e identificado antes de que se seque. Cada categoría puede necesitar un tipo de secado diferente del utilizado para el resto de materiales menos delicados. Por ejemplo, los primeros libros impresos y los manuscritos están hechos con una diversidad de materiales que incluyen el pergamino, la piel, la madera, el metal, el marfil, las tintas y los colores al agua. Otros podrán ser delicados y/o altamente sensibles al agua. Estos necesitarán ser secados con mucho cuidado y, si se utiliza secado por congelación al vacío, se deberá llevar a cabo con la mínima temperatura de calentamiento interno de la cámara. Si sólo están implicados unos pocos objetos, será preferible enviarlos directamente a un conservador titulado para su tratamiento inmediato.

CONTENEDORES Y MÉTODOS DE EMPAQUETAMIENTO PARA CONGELAR

Los tipos de contenedores que se van a utilizar deberán ser cuidadosamente estudiados. Aunque las cajas de cartón corrugado son más baratas de adquirir, de ubicar y de almacenar en el lugar del accidente, que las canastas plásticas utilizadas para transportar leche, las cajas de cartón pueden restringir el grado y la eficacia del secado, así como ser propensas a romperse cuando se llenan con material empapado. Si es posible establecer de antemano qué método de secado se va a utilizar, guíese por los requisitos técnicos del fabricante del sistema de secado. Por ejemplo, si se va a usar secado por congelación al vacío, pueden ser preferibles las canastas plásticas puesto que el diseño de las canastas dispuestas unas sobre otras deja espacios entre una y otra, lo cual contribuye a la eficacia del sistema permitiendo la sublimación del hielo en gas.

Con algunas formas de secado al vacío donde no hay sublimación, las cajas corrugadas pueden ser bastante adecuadas dependiendo de la localización de la fuente de calor en la cámara. En ninguno de los dos casos el tamaño de los contenedores debe ser mayor de un pie cúbico (30 centímetros cúbicos), para evitar el peso excesivo. Esto es de vital importancia para los trabajadores que evacuen el material del lugar y también para ayudar a reducir el daño producido por cajas que se rompan. Normalmente, las cajas se dispondrán para su congelación sobre plataformas de madera para monta-carga y es aquí donde el peso de las cajas, si es muy grande, puede hacer que estas se rompan y provocar un daño adicional al material restante del montón. Para evitar esto utilice canastas plásticas o cajas de cartón corrugado muy rígido para el material más mojado y re-empaque en cajas nuevas los materiales de archivo si las cajas originales están saturadas de agua. Haga el esfuerzo de utilizar un solo tipo y tamaño de caja. Si esto no es posible, no mezcle tamaños cuando los ponga sobre las plataformas de madera. El número de cajas por plataforma no deberá ser superior al que pueda resistir sin que se colapse.

Aunque la congelación y el secado se logra más rápidamente si las cajas no están empaquetadas firmemente, los contenidos se distorsionarán durante la operación de secado. Para conseguir los mejores resultados de secado en los libros, estos deberán ser empaquetados muy apretados entre sí de forma que el secado se haga bajo una cierta presión restrictiva. Un libro nunca se empaquetará con la delantera hacia abajo pues el peso del bloque de texto ocasionará una inversión de su borde redondeado natural. Empaquete los libros con el lomo hacia abajo u horizontalmente y evite colocar libros grandes encima de pequeños para evitar deformaciones que serán difíciles de corregir durante la restauración.

Las decisiones que se tomen en esta etapa del proceso afectarán decisivamente el resultado y los costos relacionados con los procesos utilizados para el almacenamiento en frío, secado y restauración. Desafortunadamente, en el pasado no se ha dado el suficiente valor al que un mayor cuidado durante la etapa de empaquetamiento reducirá considerablemente los costos de la recuperación que viene después.

Los costos con seguridad serán altos si las cajas se apilan en las plataformas mezclando tamaños, lo que incrementará el potencial colapso por culpa del peso del agua, haciendo que las cajas se golpeen y se dañe el material durante el proceso.

Deberá ser posible mover los materiales mojados directamente desde la biblioteca o archivo hasta el lugar donde están los congeladores, preferiblemente en camiones refrigerados que puedan acercarse hasta la zona de carga. Para colecciones pequeñas de libros y documentos se puede usar hielo seco para congelar el material que sea transportado en camiones sin refrigeración hasta los congeladores donde se llevará a cabo una congelación a más largo plazo. (Se deberá llevar guantes durante todo el tiempo que se maneje el hielo seco).

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