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PASOS A SEGUIR PARA EL SALVAMENTO DE MATERIALES DE BIBLIOTECA DAÑADOS POR EL AGUA - parte 2

COMO AFECTA EL AGUA A LOS LIBROS Y A LOS OBJETOS NO ENCUADERNADOS

El papel absorbe el agua de diferentes maneras dependiendo de su edad, condición física y la composición del material. Así pues, un cierto conocimiento del mecanismo de la acción de henchimiento, así como del desarrollo del moho, es esencial a la hora de planear una operación de salvamento exitosa. Por añadidura, cuando están en juego fondos muy vastos, es muy útil poder calcular de antemano la cantidad aproximada de agua que será necesario extraer durante un proceso de secado. Esto proporcionará datos de gran ayuda cuando se este seleccionando el método de secado apropiado. De igual importancia es el tener conocimiento del lapso de tiempo que cada tipo de objeto puede estar sumergido en agua antes de se deteriore gravemente.

CALCULO DE LA ABSORCIÓN DEL AGUA

Por lo general, los manuscritos y libros con fecha anterior a 1840 absorberán una cantidad de agua de hasta el 80% de su peso original. Algunos pueden llegar a absorber hasta un 200% de su peso original. Puesto que hay una mayor concentración de materiales proteínicos y puesto que son muy hidrofílicos, tales papeles y libros son especialmente vulnerables al moho cuando se mojan. Los libros modernos, a excepción de los que tienen el papel muy quebradizo, absorberán una cantidad superior al 60% de su peso original. Así pues, cuando se estime el peso original de una colección, si uno asume una cantidad de dos kilogramos de peso por libro al estar secos, para secar unos 20.000 libros de cada categoría las técnicas de secado deberán ser capaces de eliminar, aproximadamente 32.000 kilogramos de agua si son libros antiguos y unos 24.000 kilogramos de agua si son más modernos.

La mayor parte del daño total por el henchimiento ocasionado en los libros encuadernados afectados por el agua tendrá lugar durante las primeras cuatro horas posteriores a su inmersión. Ya que el papel del bloque de texto y los cartones de las tapas de las encuadernaciones tienen una mayor capacidad de henchimiento que los materiales empleados para cubrir las encuadernaciones, el bloque de texto de un libro empapado, normalmente se expande tanto que el lomo adquiere una forma cóncava y los cantos una convexa, forzando de este modo el bloque de texto a su separación parcial o total de la encuadernación. Los cartones usados en las tapas de las encuadernaciones absorben una gran cantidad de agua en tales circunstancias y, normalmente, son el origen del desarrollo del moho entre las hojas de respeto y las guardas. Esto se nota especialmente cuando la zona de las inundaciones empieza a secarse y la humedad relativa cae por debajo del 70%. Aunque es, obviamente, importante el eliminar tanta humedad como sea posible del medio ambiente, es esencial controlar el contenido en agua del objeto porque este permanecerá en niveles peligrosamente altos mucho después de que la zona se declare aparentemente "segura". Por lo tanto, la acción que se emprenda para el salvamento de los materiales estará en función del contenido de agua de dichos materiales y no de la humedad relativa de la zona. Un medidor de humedad de agua (tal como un Aqua Boy®), puede ser usado para medir el contenido de agua dentro de los libros y las cajas. Si tal instrumento no se puede adquirir, otro método más tosco pero bastante efectivo es el usar un espejo dentro del libro pero sin tocar el bloque de texto. La condensación empañará el espejo. Un contenido de agua por debajo del 7% se considera seco.

Los libros de piel, cuero y pergamino, especialmente los de los siglos XV, XVI y XVII, pueden restaurarse, normalmente con éxito si se secan bajo procesos cuidadosamente controlados. Tales materiales se suelen clasificar como raros y deberán ser tratados de un modo acorde no mezclándolos con materiales menos raros durante los preparativos para el salvamento, estabilización y secado. El consejo de un conservador de libros titulado puede ser esencial a fin de llevar a cabo con seguridad los métodos apropiados. Si el material es congelado, se usará papel para congelación para interfoliar cada volumen para evitar que se peguen las hojas entre sí. (Ver sección sobre congelación-secado, para las necesidades especiales de secado de este tipo de material).

Desafortunadamente, los procesos modernos de manufactura degradan tanto la estructura natural de la piel que, una vez empapada en agua, las cubiertas con piel suelen ser imposibles de restaurar. Algunas encuadernaciones en piel se verán reducidas a un lodo marrón mientras que otras encogerán fuertemente. El henchimiento de los materiales de las cubiertas tales como la tela, la bocará (tela engomada), y ciertos plásticos es insignificante, dándose algunos casos de encogimiento. Sin embargo, las cubiertas de los libros que están hechas de cartón muy higroscópico, absorberán agua en un grado mayor que el equivalente en espesor del bloque de texto. Algunos materiales de las cubiertas de los libros que ya estén deterioradas absorberán agua en un grado similar al del bloque de texto.

Una vez conseguido el acceso a las estanterías, la apariencia externa de cada volumen y grupo de volúmenes es una indicación valiosa del grado de daño causado por el agua. Aquellos volúmenes que se encuentran, por lo general, amontonados en los pasillos, serán naturalmente los más dañados. No solamente habrán soportado el impacto de la caída, pues el henchimiento rápido les hace caer desde las estanterías, sino que además habrán estado expuestos al agua por un período de tiempo más largo que los volúmenes de las estanterías superiores. Necesitarán un empaquetado especial dispuesto horizontalmente y será necesario un proceso de restauración más largo. La apariencia externa de tales libros puede ser una experiencia emocional traumática, pero no debemos entrar en pánico puesto que cada libro que merezca el gasto económico del salvamento y de su restauración, se salvará.

Por encima de los niveles a ras de suelo habrá señales distintivas entre las estanterías de los focos de material más mojado. Las estanterías que se hayan deformado bajo la presión del papel y de las encuadernaciones hinchadas, normalmente contendrán una mezcla de material mojado uniforme y no-uniformemente. La proporción de material mojado uniformemente en estas situaciones es normalmente menor que el que se moja no-uniformemente. Esto se debe a que los libros, colocados originalmente en las estanterías de un modo compacto, no se saturarán fácilmente por completo, especialmente si el papel es de absorción lenta. Esta es la razón principal por la cual muchos libros se deforman y distorsionan tras verse dañados por el agua y también después de que han sido congelados y secados. Si el papel se moja de un modo desigual, no se secará sin distorsiones. Los volúmenes deformados con lomos cóncavos y cantos convexos, pueden clasificarse inmediatamente como pertenecientes a la categoría de los muy mojados. Otros en los que el bloque de texto se ha hinchado fuertemente, pero que aún mantengan el lomo y los cantos algo definidos, pueden indicar que fueron encuadernados previamente con técnicas de cosido "a diente de perro" y que pueden tener daños irreparables en la estructura de sus cosidos. Otros pueden lucir mas o menos bien y hay una buena posibilidad de que se puedan secar con un mínimo de distorsión.

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